Guillermo Rivas interpretó durante muchos años un mítico personaje de la televisión mexicana: El Borras, el cual se caracterizaba por un modelo de vida algo descuidado y pachanguero, descortés y bipolar, además de contar con una forma muy peculiar de resolver los problemas que enfrentaba cotidianamente, o "al ahí se va" como se diría coloquialmente. Me llamó mucho la atención una frase clásica de él: "pué' que si, pué' que no, a lo mejor es que quien sabe".
Bueno pues, te cuento esto porque, veo las noticias relacionadas con el Instituto Nacional de Migración y me doy cuenta que el gobierno resuelve las cosas muchas veces como El Borras, no existe un plan o un orden en sus actos de gobierno y, qué esperanzas que imprima en ellos una filosofía existencialista o axiológica; llámese legalismo, humanismo, proletariado o lo que sea; no existe, nunca ha existido y todo ha sido un cuento desde el principio.
Si analizamos un poco la historia reciente de nuestro país, nos daremos cuenta que los mexicanos somos muy buenos para redactar buenos cuentos, la Constitución es un excelente ejemplo de las grandes mentiras que muchos se han creído: la justicia pronta y expedita es un cuento de hadas, la salud para todos es un verdadero eufemismo para el sistema de salud mexicano, el sindicalismo mexicano es una interpretación cabalística del comodismo autoritario, la educación pública es un mal entretenimiento adormecedor y, podríamos seguir con el resto de los 29 artículos que conforman la parte dogmática de nuestra mal llamada "Carta Magna".
Dicen que la esperanza nunca muere, lo cual es en definitiva la única verdad que puedo afirmarte en este preciso momento, y la esperanza para éste país se encuentra en la gente nueva con ideas frescas, en los jóvenes; la esperanza para este país reposa en que tus ideales sean muy superiores a los de tus padres, a los de tu gobierno, a los de tu Constitución, a lo que la sociedad espera de ti, y en general, que superes al resto de los paradigmas que el mundo te ha enseñado. Superar todo esto no constituye un acto de soberbia, o desintegración familiar o social, es por el contrario un acto que demuestra el amor que tienes a tú país y a la gente que te rodea; el objetivo fundamental de todo esto es aportar algo a los demás durante el tiempo que dure tu existencia.
Todo esto se ve claramente echado por tierra cuando alzas el teléfono para hablar con las personas que el gobierno contrata para darte una respuesta a la que tienes derecho, y en su lugar obtienes un "espérate a que te llegue el correo". No me queda ninguna duda que El Borras me daría una mejor respuesta: "pué' que si, pué' que no, a lo mejor es que quien sabe".