Editorial

Junio 2009

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Viernes 17 de Julio

De enjuagues y cosas domésticas.
Por: Esteban Sánchez

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Nos quedamos en que la Comisionada del Instituto Nacional de Migración iba a comparecer ante el Senado para dar respuesta a los cuestionamientos relacionados con la corrupción del propio Instituto, el secuestro de migrantes y las denuncias presentadas por varias muchachas costarricenses en Yucatán.

Sin embargo, dicha comparecencia sigue aplazándose continuamente hasta el día de hoy y todo parece indicar que la Comisionada no pisará jamás la antigua casona donde se aloja el Senado o San Lázaro en su defecto. Es muy probable que la frase popular “la ropa sucia se lava en casa” sea muy apropiada para la penosa situación en la cual nos encontramos.

Cabe mencionar que, como en todas las cosas, la política tiene una forma muy curiosa de resolver las cosas, algunas veces a causa de presiones externas pero generalmente los políticos resuelven sus diferencias de forma económica. En mi opinión éste es uno de todos esos casos donde se entrega una cosa para salvar a otra, se visten de gala para realizar un trueque o un intercambio largu manu, un intercambio que involucra al Gobierno, a los partidos de competencia y a la misma prensa. La pregunta es: ¿qué habrá entregado el Gobierno Federal para proteger a uno de sus más leales subordinados como es la Comisionada de Migración?

Mientras que los políticos y la prensa en general hacen sus enjuagues, sin importar su partido político o condición social, nosotros el pueblo, seguirmeos aquí igual que siempre, sin poder decir nada sobre nada, sin poder quejarnos ni tampoco ser escuchados, mucho menos respondidos dignamente; todo porque nos encontramos viviendo en un país donde el valor supremo, al cual todos responden servilmente con una mueca de felicidad en la cara, la Carta Magna, es ni más ni menos que el Dinero.


Miércoles, 01 de julio

Para alcanzar la Justicia

Por Alejandro C.

Nuestro país aún sigue levantando la esperanza de que algún día lleguen mejores tiempos: tiempos de paz, de honestidad, de claridad, de Justicia y que la Verdad sea un elemento real de liberación para los pobres y para los ricos también.

Sin embargo, la lucha eterna entre el bien y el mal, tiene su circo más grande y grotesco muchas veces en nuestra gran nación, en estadios que deben ser santuarios de la legalidad y de la justicia, pero que en son en realidad grandes cuevas de corrupción y  maldad.

Estos cúmulos virulentos de corrupción tienen su asentamiento bien establecido en cúpulas empresariales, gubernamentales, partidistas e incluso ciudadanas que no carecen de un dinámica inteligente en su paso por este mundo, sino que con astucia y una acrisolada soberbia, mueven grandes cantidades de recursos materiales para la consecución de sus fines más preciados: el dinero, el placer y el desorden. 

Probablemente, al leer éstas líneas, encuentres tentador creer que la realidad no es tan apabullante ni agravada como lo planteo, sin embargo debo decir a mi favor que la experiencia me precede en muchos postulados aquí trascritos y que, en beneficio de la verdad, he decidido concederle el beneficio de la duda al ya marchito Estado de Derecho en el cual vivimos, y creer –ingenuamente quizá- en la existencia de un orden legal y que la Justicia aún puede ser alcanzada por todos, por unos más que por otros. 

Tengo que confesar también, que yo no soy precisamente un santo o alguien digno de veneración; mi conducta muchas veces ha sido bastante deleznable y mis actitudes muchas veces poco virtuosas, pero has de saber que me distingue de todo un mundo de maldad y corrupción, un elemento principal y no accesorio en la existencia del hombre: la verdad.

Es así, que cuando mi conducta ha sido inapropiada, mi conciencia no tarda en reportármelo y me reprocho a mí mismo los motivos o la ausencia de éstos en la comisión de actos u omisiones. Es ahí donde reside la esencia de la corrupción: en el error, a veces el ser humano, ya por pereza, ya por soberbia, decide persistir en su mal hacer, justificarlo e incluso, muchas veces, hasta jactarse de él.

Si lo que deseamos es un mundo mejor, un país más justo y digno de entregarle nuestra existencia; debemos de empezar por cambiar nuestras actitudes, retornar al camino de la bondad y de la verdad y, si Dios nos lo permite, conocer la Verdad para alcanzar luego la Justicia.

Martes, 09 de junio

En el hoyo y cavando
Por: Elroy.

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Yo no entiendo cómo es posible que los empleados del Instituto Nacional de Migración sigan trabajando a pesar de las condiciones que muchas veces dan a su fuente principal de trabajo: los indocumentados.

Ciertamente, en algunos casos no es posible conocer si la denuncia de maltrato de los inmigrantes es verídica, exagerada o irreal. Pero, a excepción de las continuas capturas de salvadoreños y hondureños en territorio nacional (cosa que no es exactamente buena o excepcional) en las noticias no conocemos de ningún caso positivo de ésta dependencia, solo leemos abusos, enfermedades, corrupción, maltrato, etcétera.

Aún así, concediendo del beneficio de la duda, busqué noticias o videos en donde alguien del Instituto Nacional de Migración salga en defensa de su dependencia, pero ¿Qué encontré?, ¡nada!, es increíble, a pesar de todos los goles que la prensa les mete a diario no se defienden, ¿por qué?, pues yo creo que porque simple y sencillamente no les interesa, se sienten tan seguros en su trabajo que pueden darse el lujo de ser negligentes y adustos.

Pero te voy a revelar otra cosa, tu y yo somos culpables también por ésta situación. La razón por la cual ellos (INAMI) no tienen necesidad de justificar sus corruptelas y abusos es porque a casi nadie le interesa qué le suceda a los inmigrantes que cruzan por nuestro territorio para ir a Estados Unidos. La realidad es que casi nadie tiene más que una noción de los derechos humanos y lamentablemente no alcanzan a conocer las garantías individuales.

Te exhorto para que sigas tomando en cuenta tus necesidades básicas como el empleo, servicios públicos, calidad de vida, derechos personales, etc., y presiones al gobierno para conseguirlos; pero también te pido que intercedas por aquellos que no tienen derechos, que no tienen vida para vivir, solo para trabajar, que no tienen nada y hacerle saber al gobierno a al diputado por el cual votarás, que estas personas sin nada (los inmigrantes indocumentados) también te interesan y te preocupa su bienestar cuando pasen por nuestro país.



Domingo, 7 de junio

De Guatemala a Guatepeor
Por: Esteban S.

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Al minuto 25 del primer tiempo todo parecía bien en el partido entre la Selección Mexicana y la de El Salvador, era sin duda un juego que los mexicanos estábamos obligados a ganar, incluso con un pitorreado arbitraje que dejara mucho que desear.

Pero luego, ¡ah!, algo sucedió, no sé con exactitud que fue, pero déjenme asimilarlo mmm… bueno, empataron y luego ¡¿qué?!, nos metieron un gol y mi autoestima decayó 9 puntos porcentuales según mi psicólogo, el cual me aconsejó no empatizar tanto con un equipo de futbol, aunque represente a un país en un torneo mundial. No logré comprender lo que me dijo después de eso durante nuestra sesión, y llegando a mi casa me tiré en la alfombra de la sala y mirando hacia el techo tratando de encontrar alguna revelación.

Jaja, en realidad no voy con ningún psicólogo, pero no hay duda que muchos de los aficionados al fútbol debieran de haber ido después del tremendísimo y estrellado fracaso de nuestra Selección Mexicana de Fútbol y luego de la trágica línea de desarrollo que nuestro equipazo ha tenido durante los últimos siete años (o más).

Ahora la pregunta es: ¿será posible que ahora si pueda viajar a Sudáfrica para ver a mí selección jugar dignamente y recobrar el 25° lugar en el ranking de selecciones de la FIFA?, no lo sé; aunque la verdad, no he preparado maletas, ni comprado boleto, ni flotis para nadar, porque a lo mejor me dejan plantado allá bien lejos, donde si no me comen los caníbales lo harán los tiburones.

¡Hay conejo!, ¿porqué no saltaste para el otro lado?


martes 02 de junio

Llegó la hora, y...
Por Esteban Sánchez

 

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Se llegó el día en que esperábamos obtener alguna respuesta a nuestros rezos y, ¿qué fue lo que sucedió?: nada. No recibimos ni un correo, ni una llamadita, no recibimos absolutamente nada y por si fuera poco, el gordo que no es Santa Claus, nos anuncia en las noticias que hará un recorte al gasto presupuestal de más de treinta millones de pesos.

No puedo explicarles si lo anterior ocurrió porque en realidad no rezamos ni un Padre Nuestro, o porque creímos chismes de un alienígena que dice vivir en Tijuana, o por ambas cosas. Lo que sí les puedo explicar es el sumo valor que tiene nuestro tiempo.

Me llegó chisme, pero de buena fuente, sobre los últimos momentos de uno de los grandes conquistadores de la humanidad.

Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro Magno convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos:

1.       Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los mejores médicos de la época.

2.       Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y...

3.       Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.

Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones.

Alejandro le explicó:

1.       Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos NO tienen, ante la muerte, el poder de curar.

2.       Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.

3.       Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el tiempo.

Amigas y amigos, el tiempo es un elemento determinante no solo en nuestra existencia, sino también en nuestra trascendencia; si pensamos desperdiciarlo sentados y sin hacer nada, verdaderamente mejor nos valdría no haber nacido.

Como nota marginal, quiero decirles que estoy muy contento que haya tan enérgicas iniciativas por parte de ustedes en nuestro foro, sepan que cuentan con todo nuestro apoyo.

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martes 26 de mayo

Don de mando o ¿dónde mando yo?
Por Alejandro C. (Nuevo León)

El liderazgo se puede definir como la capacidad de una persona para lograr que un individuo o un grupo de personas se comprometan con el logro de sus objetivos comunes; además, el líder debe tener el carácter de miembro, es decir, debe compartir con el grupo los mismos problemas y expectativas.

Todo esto viene al caso porque, leyendo el archivo de noticias, me encontré con una nota que me llamó mucho la atención y ahora se las comento.

Como de todos es sabido, el Instituto Nacional de Migración padece de un grave problema, el abuso de los Derechos Humanos de los inmigrantes por parte de sus empleados, siendo un ejemplo de lo anterior  el motivo de queja presentada ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por parte de una inmigrante colombiana, y la posterior emisión de una recomendación realizada por la CNDH; todo lo anterior dio pié a que se realizara una entrevista a la Comisionada del INAMI, en la que respondió argumentos, en mi opinión, muy inapropiados.

La colombiana dijo haber sido vejada en sus Derechos Fundamentales pues se le negaron los alimentos durante su estancia en la Estación Migratoria, que por su condición de diabética, tuvo grandes repercusiones en su salud (ya se les andaba muriendo). Por su parte, la Comisionada dijo que se le dio de comer seis veces al día con alimento especial y que la queja resultaba improcedente; sin embargo, la CNDH determinó, luego de la investigación respectiva, emitir una recomendación al Instituto Nacional de Migración (que es la máxima pena que la CNDH emite en casos de graves violaciones a los derechos humanos).

La comisionada puntualizó durante la entrevista que "en la práctica tiene poco efecto la recomendación" (es decir, les vale) y a manera de definición dijo sobre los Agentes Federales de Migración que "son como todos los seres humanos, los mexicanos y el resto de los servidores públicos… muy proclives a abusar del débil" (en otras palabras: se les pasa porque son mexicanos y se justifica que tiendan a golpear a los viejitos, a la viejas y a los chilpayates).

Todo lo anterior deja vislumbrar una soberbia y la entronización perpetua de la mediocridad en nuestro sistema administrativo de gobierno; en mi opinión hace falta liderazgo al interior de todas las dependencias de Gobierno, o lo que es lo mismo, que la cabeza del grupo se sienta identificado con los flagelos de corrupción que existe al interior de éste y no hablar desde lejos como si el líder no formara parte del problema.

Quisiera resaltar que éstas violaciones tan graves suceden cotidianamente, bajo la vista de gobierno, autoridades, tribunales, Instituciones y la población en general y nadie hace nada por detenerlas; y si esto lo hacen, ¿qué no harán con nosotros, a los que dejaron plantados, vestidos y alborotados como novias de rancho?, esto solo puede suceder con tu conformidad o apatía.

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Como el borras tal cual
Por Alejandro C.


Lunes, 25 de mayo


Guillermo Rivas interpretó durante muchos años un mítico personaje de la televisión mexicana: El Borras, el cual se caracterizaba por un modelo de vida algo descuidado y pachanguero, descortés y bipolar, además de contar con una forma muy peculiar de resolver los problemas que enfrentaba cotidianamente, o "al ahí se va" como se diría coloquialmente. Me llamó mucho la atención una frase clásica de él: "pué' que si, pué' que no, a lo mejor es que quien sabe".

Bueno pues, te cuento esto porque, veo las noticias relacionadas con el Instituto Nacional de Migración y me doy cuenta que el gobierno resuelve las cosas muchas veces como El Borras, no existe un plan o un orden en sus actos de gobierno y, qué esperanzas que imprima en ellos una filosofía existencialista o axiológica; llámese legalismo, humanismo, proletariado o lo que sea; no existe, nunca ha existido y todo ha sido un cuento desde el principio.

Sí, sabemos que nuestra República se fundó sobre los ideales de la Revolución y las buenas ideas plasmadas en la anterior Constitución de 1857, pero… ¿alguna vez se cumplieron?, o ¿siguen vigentes?

Si analizamos un poco la historia reciente de nuestro país, nos daremos cuenta que los mexicanos somos muy buenos para redactar buenos cuentos, la Constitución es un excelente ejemplo de las grandes mentiras que muchos se han creído: la justicia pronta y expedita es un cuento de hadas, la salud para todos es un verdadero eufemismo para el sistema de salud mexicano, el sindicalismo mexicano es una interpretación cabalística del comodismo autoritario, la educación pública es un mal entretenimiento adormecedor y, podríamos seguir con el resto de los 29 artículos que conforman la parte dogmática de nuestra mal llamada "Carta Magna".

Dicen que la esperanza nunca muere, lo cual es en definitiva la única verdad que puedo afirmarte en este preciso momento,  y la esperanza para éste país se encuentra en la gente nueva con ideas frescas, en los jóvenes; la esperanza para este país reposa en que tus ideales sean muy superiores a los de tus padres, a los de tu gobierno, a los de tu Constitución, a lo que la sociedad espera de ti, y en general, que superes al resto de los paradigmas que el mundo te ha enseñado.  Superar todo esto no constituye un acto de soberbia, o desintegración familiar o social, es por el contrario un acto que demuestra el amor que tienes a tú país y a la gente que te rodea; el objetivo fundamental de todo esto es aportar algo a los demás durante el tiempo que dure tu existencia.

Todo esto se ve claramente echado por tierra cuando alzas el teléfono para hablar con las personas que el gobierno contrata para darte una respuesta a la que tienes derecho, y en su lugar obtienes un "espérate a que te llegue el correo". No me queda ninguna duda que El Borras me daría una mejor respuesta: "pué' que si, pué' que no, a lo mejor es que quien sabe".

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Primero lo primero

Bien, antes que nada déjenme pedirles una disculpa a todos ustedes por el deficiente diseño de éste sitio que el poco tiempo nos permitió, sé que puede ser mejorado y si tienen alguna idea les agradezco que nos la hagan saber, les prometo que conforme pasen los días (ojalá que no sean demasiados) mejorará la vista.

Ahora, ¿qué les puedo decir?, la verdad y solamente la verdad: decidí realizar ésta página en virtud al abuso enmascarado en silencio que el Gobierno Mexicano ha repercutido sobre gente decente, en su mayoría jóvenes que solo desean laborar, revisemos los antecedentes.

 

¿Qué fué lo que pasó?

El Instituto Nacional de Migración (INAMI) publicó en su sitio de internet una convocatoria a nivel federal con el propósito de ocupar plazas vacantes de Agente Federal de Migración previamente creadas y aprobadas. En dicha convocatoria los aspirantes debían de llenar una solicitud por internet y llevar los documentos solicitados en un lugar y fecha dados; ahí se les aplicó una valoración psicométrica por medio de una compañía externa de recursos humanos, los resultados se enviaron a las oficinas centrales del INAMI y en instantes se obtenía un numeral, el cual, si resultaba superior a un número dado, se procedía a que el aspirante llenara diversos papeles, entre los cuales se encontraban: a) Contrato de Trabajo, b) Carta de no laborar en otra dependencia de gobierno bajo protesta de decir verdad, c) Carta de conformidad con las prestaciones, d) seguro de gastos médicos mayores y e) Carta de aceptación para la creación de una cuenta de ahorro individual, entre otros y todos ellos documentos probatorios de la constitución de una relación de trabajo. Sin embargo, ningún documento fue entregado al aspirante en ese momento.


El engaño

El personal del INAMI señaló a todas estas personas que firmaron los documentos descritos con antelación, que: a) Se encontraban efectivamente contratados por el Instituto Nacional de Migración, b) Se les informaría, a más tardar el día 1 de abril, el lugar en donde debían presentarse para trabajar y, c) No debían prestar ningún servicio subordinado o laborar en algún otro lugar mientras tanto.

Y ahora qué...

Llegado el gran día, un 1 de abril del año 2009, muchos esperamos abrir nuestro correo electrónico y encontrarnos con las instrucciones para trabajar para el Gobierno Federal, sin embargo pasan las horas y no llegan mensajes, sólo llega alguna que otra cadena que es reenviada esperando contar con más suerte. Llegada la noche… aún nada. En la página del INAMI aparecía el mensaje despersonalizado “gracias por participar… sigues en el proceso…  te informaremos por correo…”

Así transcurren los días, las semanas y parece ser, los meses, que pasarán desapercibidos para la atemporalidad del burócrata que ya cuenta con sustento económico, y nosotros ¿seguiremos esperando?

Entonces, ¿ahora qué se debe hacer?, la verdad amigos, no puedo contestarles esa pregunta, es fecha en que ninguna persona se ha dignado a decirnos: –oigan, no desesperen, aquí estamos con tal o cual problema, esperen hasta tal fecha – o también aunque no tan agradable: –oye, pues muchas gracias, pero sabes que, nomás no se pudo, mejor búscale por otra parte–, ¡caray!, sería mucho mejor que éste ridículo silencio.

Así que ante este hermetismo, muchos de mis amigos han decidido hablar por teléfono, y por lo que me han dicho todos, les han contestado con lo mismo: –que esperes, tal y como te dijeron– y se quedan igual, pero regañados.